martes, 31 de octubre de 2017

Más Doppelgängers II

Nuestro Espejismo
Me veía reflejada ante el espejo, estaba peinándome. Cuando me di vuelta a buscar una hebilla con la cual sostendría mi flequillo, me di cuenta de que el espejo era un simple cristal que solo reflejaba la poca luz que entraba de afuera. Me empecé a poner nerviosa mientras buscaba alguna explicación lógica; Sentía cómo la sangre fluía por mis venas y los latidos de mi corazón hacían zumbar mis oídos. Miré hacia mi escritorio en la silla estaba yo, más bien, mi réplica exacta. Del asombro tropecé contra el cristal, el cual se rompe por mi caída. Los trozos de cristal, incrustados en mi piel, el camino que hacía la sangre recorriendo mi cuerpo y mis ojos brillantes mirando la figura sentada en mi silla, me hacía pensar de que todo era un sueño mejor dicho, desear que fuera un sueño.
Ahí estuvo durante unos minutos mirándome fijamente con los mismos ojos que los míos,
Salí de la habitación y corrí con pocas fuerzas al baño el cual trabé con cerrojo,  con una pinza comencé a quitarme los pequeños cristales que todavía yacían en mis brazos, agarré unas cuantas vendas y las coloqué sobre mi regazo mientras envolvía mis heridas con ellas. Al salir estaba ella mirando mi computadora. Me picaba la garganta, sentía los ojos hinchados, como si estuviera a punto de largarme a llorar. ¿Qué pasaría si esa YO fuera mejor que esta YO? Me ponía los pelos de punta pensar en ello.
Luego, agarré un cuchillo y con su punta de cerca lo coloqué en su cuello, ella no se movía y tampoco mostraba emociones.
La punta de éste también me daba nervios ¿Me convertirá en homicida el matarla? ¿O será un suicidio? O peor, ¿Es ella la amenaza?
Debería parar, intentar convencerla de que se vaya, de que no vuelva, que vuelva a ser el espejismo que tenía frente a mis ojos todos los días, no una copia de mi andante.
No sabía qué hacer, tomé un sorbo del agua helada de la heladera. Ella ya no me miraba, era como si no existiera, o ella fuera un muñeco sin vida.
Fui a buscar mi teléfono, pensé que a lo mejor podría llamar a alguien, ¿Soy la única que tiene un doble que salió del espejo?
Me empezó a doler la cabeza, no sé si era por el estrés, o porque todo era una ilusión. Imagino yo, deseaba que fuera una.
Marqué el número de mi hermano, cuando le conté, pensaba que estaba alucinando.
Me senté sobre el sillón e intenté hablarle a ella, pero ni una palabra decía. Me sorprendió cuando agarró un vaso de agua y lo empezó a beber, luego de eso me dijo algo:
-Debería limpiar el espejo, el reflejo se ve algo mal -.
Palabras, palabras perturbadoras, que resonaban en mi cabeza como si tuviera eco, no pude, es cierto, porque el espejismo me ganó o…
¿La realidad ganó al espejismo?
 Es triste pensar que nunca podré salir de aquí, de esta dimensión que nos encierra en una caja de cristal. 


 Abril Montañez

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